sábado, 21 de octubre de 2017

El Verdadero Final de Marcos





Mi pregunta es cuál es el verdadero final del evangelio de Marcos en el capitulo 16, ya que no podemos continuar como se ha venido haciendo y es eligiendo la versión de la biblia que contenga el versículos que más nos guste, osea que más llene mis necesidades, es un  craso error y podremos ver, estudiar y debatir partiendo de la siguiente exposición:

En el evangelio de Marcos en el capitulo 16, de acuerdo a los manuscritos griegos existentes al día de hoy se registran cuatro finales diferentes o distintos para este evangelio entre los versículos 9 al 20, los cuales son los siguientes:

1)            En el primero, los doce últimos versiculos (9-20) del texto están ausentes de los manuscritos griegos más antiguos y fidedignos, como son los códices Sinaítico (B) y Vaticano, el códice Bobiensis (del tipo de texto Latino Antiguo), el manuscrito Siríaco Sinaítico, unos cien manuscritos armenios, y dos manuscritos antiguos georgianos (del 897 y 913 d.C.). Clemente de  Alejandría y Orígenes no muestran conocimiento de la existencia de estos versículos; además, Eusebio y Jerónimo aseveran que el pasaje está ausente en casi todas las copias griegas de Marcos conocidas por ellos. La forma original de las secciones de Eusebio (descritas por Ammonio), no hace provisión para las secciones numeradas del texto después de 16:8. Algunos manuscritos que contienen el pasaje, tienen notas del escriba declarando que algunas copias antiguas griegas no lo registran; y en otros manuscritos, el pasaje está marcado con los llamados obeli (signos convencionales utilizados por los escribas para indicar una adición no genuina en un documento).

2)            En el segundo, varios manuscritos (incluyendo cuatro manuscritos griegos unciales del siglo VII, VIII, y IX, el Latino Antiguo, el margen del Harcleano Siríaco, algunos manuscritos saídicos y boaíricos, y no pocos manuscritos etíopes) continúan después del versiculo 8 de la siguiente forma (con variaciones insignificantes): … pero ellos informaron brevemente a Pedro y a los que estaban con él, todo lo que se les había dicho. Y después de esto, Jesús mismo mandó a través de ellos, de oriente a occidente, la sagrada e imperecedera proclamación de salvación eterna. Todos estos manuscritos, también incluyen a continuación los versiculos 9-20.

3)            En el tercero, el final tradicional de Marcos (tan familiar a través de las traducciones basadas en el Textus Receptus), está presente en un enorme número de manuscritos, incluyendo los códices Alejandrino, Efraemi Rescriptus y Beza Cantabrigiensis. En los escritos patrísticos, los últimos manuscritos en separar el final largo son Ireneo y el Diatessaron. No hay certeza de que Justino Mártir estuviera familiarizado con el pasaje; en su Apología (i.45), él incluye cinco palabras que se producen en una secuencia diferente (16:20).

4)            En el cuarto, el final tradicional de Marcos también circuló durante el siglo IV de acuerdo al testimonio de Jerónimo, en una forma expandida (preservada hasta hoy en el códice Washingtonianus) que, después del versículo 14, incluye: Y ellos se disculparon, diciendo: Esta época de desorden e incredulidad está bajo Satanás, quien no permite que la verdad y el poder de Dios prevalezca sobre las cosas impuras de los espíritus. Por ello, revela tu justicia ahora. Así hablaron a Cristo. Y Cristo les respondió: El período de años del poder de Satanás ha sido cumplido, pero otras cosas terribles se acercan. Y para aquellos que han pecado, fui entregado a la muerte, para que se vuelvan a la verdad y no pequen más; a fin de que puedan heredar la gloria de justicia espiritual e incorruptible que está en el cielo. Ahora bien, ¿cómo deberá ser evaluada la evidencia de cada uno de estos finales? Es obvio que la forma extensa del final largo (cuatro) no tiene evidencia de ser original. No sólo su respaldo externo es extremadamente limitado, sino que la expansión contiene palabras y expresiones que no son de Marcos, así como otros términos que no se mencionan en ninguna parte del Nuevo Pacto. Esta expansión contiene en misma un evidente sabor apócrifo. Probablemente se trate de la labor de un escriba del segundo o tercer siglo, quien pretendió suavizar la severa amonestación a los once en 16:14.

El final más largo (tres), aunque es corriente en una variedad de manuscritos (algunos de ellos antiguos), debe ser considerado como secundario, a causa de la siguiente evidencia interna:

a. El vocabulario y el estilo de los versículos 9 al 20 no son de Marcos

b. La conexión entre 16:8 y 16:9-20, es tan desmañada torpe, que es difícil aceptar que el evangelista tuviera la intención de que tal sección fuera una continuación de su Evangelio (Esto es, el sujeto del versículo 8 son las mujeres, mientras que Jesús es el supuesto sujeto en el versículo 9; donde también se identifica a Miriam Magdalena, aunque ella ya ha sido nombrada sólo unas líneas antes [15:47 y 16:1]; las otras mujeres de los versículos 1 al 8 son ahora olvidadas; el uso de habiendo, pues, resucitado, y la posición de primer (día), son apropiadas al principio de una narrativa comprensible, pero están fuera de lugar dentro de la continuidad de los versículos 1 al 8.

CONCLUSIÓN

En resumen, todas estas características indican claramente que la sección fue añadida por alguien que conocía una forma de Marcos que finalizaba abruptamente con el versículo 8, y pretendió suplir una conclusión más apropiada. En vista de las inconsistencias entre los versículos 1 al 8 y 9 al 20, es muy poco probable que el final largo fuera compuesto ad hoc para llenar un vacío evidente; es más probable que dicha sección fuera extraída de otro documento, que data quizá de la primera mitad del segundo siglo. Es indudable que la evidencia interna del final corto (dos), está en contra de su originalidad. Además de contener un alto porcentaje de palabras que no son de Marcos, su tono retórico difiere totalmente del estilo llano del evangelista. Finalmente, debe observarse que la evidencia externa para el final corto (dos), se presenta a misma como un testimonio adicional que respalda la omisión de los versículos 9 al 20. Nadie que hubiera tenido disponible, como conclusión del segundo Evangelio, los doce versículos (9-20), tan ricos en material interesante, los hubiese reemplazado deliberadamente por cuatro líneas de un resumen descolorido y generalizado. Por ello, la evidencia documental que soporta (dos) debe añadirse a la que soporta (uno). De  manera que, sobre la base de una buena evidencia externa, y de fuertes consideraciones internas, es evidente que la forma más acertada del Evangelio según Marcos es la que finaliza en 16:8.

Tomado de: Biblia textual, de las Notas de pasajes especiales N° 59.


Un Fuerte Abrazo y que sea Dios quien continúe bendiciendo Grandemente sus Vidas juntamente con la de sus Familias, Chaus, chaussss.

No olviden hacer sus aportes, sobre todo en este caso es Interesante y necesario.



viernes, 20 de octubre de 2017

Diferencia entre Prueba y Tentación

PRUEBA / TENTACIÓN



Este pequeño estudio, te permitirá profundizar aun más en la Biblia, conociendo la diferencia que podremos encontrar entre la palabra "TENTACIÓN" y la palabra "PRUEBA". con este estudio no se pretende, que te inclines a una doctrina determinada, lo que se busca es realmente que conozcas lo que verdaderamente dice la biblia en el texto original, sin tener en cuenta una opinión personal o una explicación determinada. por tanto te presento una serie de puntos, los cuales te pueden llevar a una conclusión más acorde a lo que dice la palabra de Dios.

Para esto podremos ver:

1.   Como están definidas las palabras TENTACIÓN y PRUEBA por la Real Academia de la Lengua Española (RAE)

2.   Sinónimos de las palabras TENTACIÓN y PRUEBA

3.   Como están definidas las palabras TENTACIÓN y PRUEBA por diferentes Diccionarios Bíblicos

4.   La palabra tentación y prueba en el idioma original, su significado

5.   Ejemplos, en la Septuaginta, en el que aparece la palabra prueba y tentación

6.   Conclusión personal.



DEFINICIÓN POR LA REAL ACADEMIA DE LA LENGUA ESPAÑOLA

Tentación
Del lat. tentatio, -ōnis.
1. f. Instigación o estímulo que induce el deseo de algo.
2. f. Persona, cosa o circunstancia que provoca la tentación.
3. f. Rel. Solicitación al pecado inducida por el demonio.
caer alguien en la tentación
1. loc. verb. Dejarse vencer de ella.


Prueba
1. f. Acción y efecto de probar.
2. f. Razón, argumento, instrumento u otro medio con que se pretendemostrar y hacer patente la verdad o falsedad de algo.
3. f. Indicio, señal o muestra que se da de algo.
4. f. Ensayo o experimento que se hace de algo, para saber cómo resultaráen su forma definitiva.
5. f. Operación matemática que se ejecuta para comprobar que otra yahecha es correcta.
6. f. Análisis médico.
7. f. Muestra, cantidad pequeña de un alimento destinada a examinar sucalidad.
8. f. Examen que se hace para demostrar o comprobar los conocimientos oaptitudes de alguien.
9. f. En algunos deportescompetición.
10. f. Muestra del grabado y de la fotografía.
11. f. Reproducción en papel de una imagen fotográfica.
12. f. Der. Justificación de la verdad de los hechos controvertidos en unjuicio, hecha por los medios que autoriza y reconoce por eficaces la ley.
13. f. Impr. Muestra de la composición tipográfica, que se saca en papelordinario para corregir y apuntar en ella las erratas que tiene, antes de laimpresión definitiva. U. m. en pl.
14. f. pl. Der. Probanzas, y con especialidad las que se hacen de lalimpieza o nobleza del linaje de alguien.
prueba antes de la letra
1. f. prueba tirada por vía de ensayo, cuando aún no se le ha puesto lainscripción que dice lo que el grabado representa.
prueba de fuego
1. f. prueba comprometida y decisiva, en la que es necesario demostrarque se está a la altura de lo esperado.
prueba de indicios, o prueba indiciaria
1. f. Der. prueba que se obtiene de los indicios más o menos vehementesrelacionados con un hecho, generalmente criminal, que se pretendeesclarecer.
prueba del nueve
1. f. Mat. Cálculo sencillo que sirve para verificar el resultado de lasoperaciones aritméticas, especialmente en la multiplicación y en ladivisión, fundado en que el resto de dividir un número por nueve es elmismo que el de dividir también por nueve la suma de sus cifras.
2. f. Esp. prueba clara que confirma la verdad o falsedad de una cuestióndebatida.
prueba negativa
1. f. Fotogr. Imagen que se obtiene de la cámara oscura como primeraparte de la operación fotográfica, donde los claros y los oscuros saleninvertidos.
prueba positiva
1. f. Fotogr. Última parte de la operación fotográfica, que consiste eninvertir los claros y los oscuros de la prueba negativa, obteniendo asísobre papel, cristal o metal las imágenes con sus verdaderas luces ysombras.
prueba semiplena
1. f. Der. prueba imperfecta o media prueba, como la que resulta de ladeclaración de un solo testigo, siendo este de toda excepción.
prueba tasada
1. f. Der. prueba que, por diferencia de la regla de su libre estimación porel juez, la ley exige específicamente para poder acreditar un hechodeterminado.
prueba
1. loc. adj. Dicho de un empleado: Que durante un tiempo tiene quedemostrar su valía para poder confirmar su puesto de trabajo mediante uncontrato.
2. loc. adv. Denota que algo está hecho a toda ley, con perfección.
3. loc. adv. Entre vendedores, u. para dar a entender que el compradorpuede probar o experimentar aquello que se le vende, antes de efectuar lacompra.
prueba de agua, de bomba, etc.
1. locs. advs. U. para referirse a lo que por su perfecta construcción, firmeza y solidez, es capaz de resistir al agua, a las bombas, etc.
de prueba
1. loc. adj. Adecuado para probar el límite de la resistencia de alguien.
2. loc. adj. desus. Que tiene la consistencia o firmeza de una cosa en lofísico o en lo moral.
en prueba de
1. loc. prepos. Como muestra o señal de algo.
poner a prueba a alguien o algo
1. loc. verb. Someterlo a determinadas situaciones para averiguar ocomprobar sus cualidades, comportamientos, etc.
recibir a prueba
1. loc. verb. Der. Abrir el período del juicio en que los interesados han deproponer y practicar sus justificaciones o probanzas.

probar 
Del lat. probāre.
Conjug. actual c. contar.
1. tr. Hacer examen y experimento de las cualidades de alguien o algo.
2. tr. Examinar si algo está arreglado a la medida, muestra o proporciónde otra cosa a que se debe ajustar. U. t. c. prnl.
3. tr. Justificar, manifestar y hacer patente la certeza de un hecho o laverdad de algo con razones, instrumentos o testigos.
4. tr. Gustar una pequeña porción de una comida o bebida. Probé la sopapara asegurarme de que tenía sal.
5. tr. Comer o beber algo. U. m. con neg. Desde el año pasado no pruebael alcohol.
6. tr. desusaprobar (‖ dar por bueno).
7. intr. Hacer prueba, experimentar o intentar algo. Probó A levantarse yno pudo.
8. intr. Dicho de una cosa: Ser a propósito o convenir, o producir el efectoque se necesita. El calor me prueba bien; el frío me prueba mal.


SINÓNIMOS

Diccionario de sinónimos y antónimos © 2005 Espasa-Calpe:

Tentación
  • incitación, sugestión, seducción, atracción, fascinación, embaucamiento

'tentación' aparece también en las siguientes entradas:


Prueba
  • ensayo, tanteo, tentativa, verificación, comprobación, examen, estudio, contraste, cata
  • demostración, argumento, testimonio, motivo, fundamento, razón, justificación, señal, indicio
  • pena, sufrimiento, amargura, dolor, infortunio, trago, cáliz

probar
  • acreditar, justificar, atestiguar, demostrar, evidenciar, convencer, certificar
  • gustar, catar, saborear, degustar, paladear
  • ensayar, comprobar, intentar, tratar, procurar
    • Antónimos: fallar, inhibirse

'prueba' aparece también en las siguientes entradas:


DEFINICIÓN DICCIONARIO BÍBLICO


A continuación aparecen la definición de la palabra Tentación de acuerdo a algunos diccionarios bíblicos (OJO no son todos), la palabra Prueba no aparece en ninguno de ellos. Esto debido a que la asumen como una misma palabra.

Diccionario Wilton M Nelson
TENTACIÓN (en hebreo, masa, bahan; en griego, [ek] peirazo, dokimazo). En su uso bíblico no solo significa «inducir a pecar», sino también «someter a prueba» a una persona, que es el sentido básico de los verbos en los idiomas originales. A menudo se expresa con la metáfora de la purificación de metales preciosos en el crisol. Dios pone a prueba a los hombres, tratándose a menudo de la fe de los suyos. Dios «tentó» (es decir, «probó») a Abraham al mandarle que ofreciera a Isaac en holocausto, y la fe del patriarca salió robustecida (Gn 22.1; Heb 11.17) según la norma subrayada en 1 P 1.6, 7. Hay numerosas referencias a estas tentaciones (pruebas) en la historia del pueblo de Israel (por ejemplo, Is 48.10; Zac 13.9; cf. Stg 1.12). Los creyentes debieran también probarse a sí mismos, especialmente en su estado espiritual al participar en la → CENA DEL SEÑOR (1 Co 11.28) y en la calidad de su servicio (Gl 6.4). Los hombres rebeldes se atreven a «tentar a Dios». Así los israelitas en el desierto, como recuerda el nombre de masah (Éx 17.2, 7, etc.). Quiere decir, que los hombres, en lugar de «esperar en Dios» con humildad y fe, intentan ver «hasta dónde pueden llegar» frente a Él con sus críticas, demandas o atrevimientos, exponiéndose a juicios ejemplares (Mt 4.7; Sal 106.14; 1 Co 10.9; Hch 5.9 y contexto). Dentro de esta categoría se halla la malicia de los fariseos, que tantas veces «tentaban» al Señor, con el fin de enredarle en sus palabras (Mc 12.15, etc.), pese a que les manifestaba la gloria de Dios. Satanás tienta a los hombres. Este aspecto de la tentación roza con el misterio del reino providencial de Dios en un mundo del maldad donde permite que el → DIABLO sea «príncipe» y el «espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia» (Jn 12.31; Ef 2.2, 3). Dios no puede inducir a nadie a hacer lo malo, sino que el enemigo despierta la concupiscencia, que llega, en quien cede, al pecado y la muerte (Stg 1.13, 14). Sin embargo, el caso de → JOB enseña claramente que Dios a veces permite que Satanás someta a prueba a los siervos de Dios para conseguir los efectos benéficos arriba notados en la primera faceta (Job 1.6–12; 2.3–7). Debido al éxito satánico de la primera tentación del hombre, el diablo ahora dispone del → MUNDO y de la → CARNE (en el sentido peyorativo de estos vocablos) como aliados constantes, además de la ayuda de huestes de demonios. Entre otros métodos se vale de los siguientes: (1) Siembra dudas e ideas equivocadas en cuanto a Dios y su obra (Gn 3.1–5; Mt 4.3, 7); una de sus obras maestras es la idolatría, asociada con las obras de los demonios (Ro 1.21–32; 1 Co 10.20). (2) Procura inducir al hombre al orgullo y a la confianza en sí mismo (1 Cr 21.1; Ef 4.27; Gl 6.1). (3) Intenta convertir los deseos naturales del cuerpo y de la mente humanos en concupiscencia y desvaríos (1 Jn 2.14–17; 1 Co 7.5). (4) A veces aparece como «ángel de luz», pero otras veces se presenta como «león» que levanta fiera oposición en contra del pueblo de Dios con el objeto de quebrantar su fe (2 Co 11.14; 1 P 5.8 y 9). La tentación no se ha de confundir con el → PECADO, pues la sugerencia del mal no se convierte en pecado si no se acepta. En la tentación de Cristo, su cabal humanidad le permitió apreciar toda la fuerza de los embates del maligno, que pusieron a prueba la perfección de su persona, pero no pecó (Heb 4.15). El creyente, reconociendo la debilidad de la carne, ha de pedir a su Padre: «No nos metas en tentación mas líbranos del mal» (Mt 6.13); pero si Dios permite la prueba, el creyente no caerá si se vale de los recursos del Dios fiel, quien «no os dejará ser tentados más allá de lo que podéis sufrir ... sino que dará la salida» (1 Co 10.13).

Diccionario Biblico Mundo Hispano
Tentación, Prueba: La idea de poner a prueba, ya sea con buena o mala intención. Jesús, verdadero hombre, enfrentó a la vez la prueba de parte de Dios y la tentación de Satanás.
El Señor prueba a las personas —Abraham (Gen. 22:1), Job (<182310>Job 23:10), Ezequías (<140203>2 Crónicas 2:31)— y a las naciones (<050802>Deuteronomio 8:2, 16; 33:8). A veces su prueba es severa y dolorosa (<461103>1 Corintios 11:32; <581204>Hebreos 12:4-11; <600107>1 Pedro 1:7; 4:8-13), pero se origina en un amor santo.
Hasta que Jesús regrese, Satanás tiene libertad para tentar a la gente a pecar (<132101>1 Crónicas 21:1). El es llamado el tentador (<400403>Mateo 4:3; <520305>Tesalonicenses 3:5) y el adversario de los creyentes (<540514>1 Timoteo 5:14; <600508>1 Pedro 5:8). Dios a veces usa esta tentación para probar a los creyentes.
Satanás afligió a Job dentro de límites que Dios impuso (<180106>Job 1:6-22; 2:1- 7); él engañó a Eva (<540214>1 Timoteo 2:14); los creyentes deben estar velando constantemente contra la tentación (<411438>Marcos 14:38; <422240>Lucas 22:40; <470201>Corintios 2:11; <600508>1 Pedro 5:8). Ellos pueden vencer la tentación (<461001>Corintios 10:13). Satanás tentó a Jesús (<400401>Mateo 4:1-11). La tentación no es
pecado: el pecado está en ceder.
Probar a Dios es afirmar incredulidad y falta de confianza en él (<021707>Éxodo 17:7;<050616>Deuteronomio 6:16; <199508>Salmo 95:8-11; <400405>Mateo 4:5, 6; <440509>Hechos 5:9; 15:10; <461009>1 Corintios 10:9). Antes de participar de la cena del Señor los creyentes han de examinarse a sí mismos (<460102>1 Corintios 1:28) para ver si están preparados espiritualmente para participar. Este examen debiera ser un elemento regular de la vida cristiana (<471305>2 Corintios 13:5; <480604>Gálatas 6:4).

Vocabulario Bíblico Wolfgang Gruen
TENTACION: Se usaba la palabra en dos sentidos. En el de provocación: Dios prueba al hombre para su bien, para hacerlo madurar. En el sentido de inducción al mal: el demonio, u otros hombres o el mismo interior de la persona tratan de llevar a la persona al mal. A veces se habla de tentar a Dios; es la actitud de quien pretende poner a Dios a prueba, ponerlo por testigo. Ver SATANAS.

Enciclopedia Teológica Sacramentum Mundi - K. Rahner (ed.)
TENTACIÓN
1. La esencia de la t. ha de entenderse partiendo de que el hombre, como ser deficiente, está ordenado a una perfección que lo transciende. El impulso a la perfección personal y, por tanto, moral, es su orientación - debida a su propio espíritu y a la gracia - hacia sus prójimos y hacia Dios (-> acto moral; -> amor al prójimo). Tal impulso o tendencia sólo se realiza en la medida de la apertura a la trascendencia, al misterio de Dios experimentado, pero incomprensible; cosa que sucede en la ordenación de todos los actos categoriales al fin del -> hombre. Esta ordenación del hombre a la perfección está expuesta a múltiples riesgos, pues él une en sí una multitud de tendencias que, en fuerza de la afectividad que les es propia, empujan de suyo con relativa autonomía al cumplimiento inmanente, si no son ordenadas por el obrar racional y libre del hombre a las exigencias del desarrollo de la -> persona hacia algo que la trasciende. La necesidad de una integración consciente de los distintos apetitos particulares resulta de que, como consecuencia de la inseguridad instintiva y de la constitución concupiscente, la tendencia a la realización de apetitos particulares puede pasar unilateralmente a primer plano de la conciencia y de la sensibilidad. De aquí proviene la posibilidad de la t. Según eso, en definitiva la t. consiste siempre en el peligro de perturbar la ordenación óptima y dinámica al perfeccionamiento constante por medio de acciones que atentan contra esta aspiración.

La razón de tales t. pueden ser en primer lugar causas exógenas, p. ej., modificaciones endocrinas, fantasías y recuerdos no dominados, estados de excitación afectiva como consecuencia de represiones, etc.; pero también desilusiones por causa del prójimo, la experiencia de los propios límites, falsas estimaciones de la voluntad de Dios y otros datos del super-yo y del mundo circundante, que no son inmediatamente dirigibles.

El hombre no es inmediatamente responsable de esas t., que son más bien un hecho forzoso, el cual va anejo a nuestra dependencia respecto de estructuras dadas y realidades exteriores. Hay que distinguirlas en principio del conflicto de conciencia, en que se da una pugna entre varios deberes objetivos aceptados por la conciencia (cf. sistemas morales [-> moral, B]). En la t., por lo contrario, en oposición a un valor que corresponde a la persona en su totalidad, pasa a primer plano un valor moral particular y, por ende, sólo condicional, cuya realización (por lo menos en la manera como aparece en el momento de la t.) es reconocida como contraria al bien de la persona.

Para que pueda hablarse, pues, de t., el valor particular no debe aparecer de tal forma en el primer plano de la conciencia que no sea ya posible una elección entre él y el valor personal. Tal sería, de una parte, el caso si, por ignorancia o error, no fuera posible la reflexión sobre la significación del valor particular, o se diera, de otra parte, una fijación forzosa de carácter neurótico o psicopatológico sobre el valor particular, y así se suprimiera la libre elección (-> enfermedades mentales, -> psicopatología). En tales circunstancias, consiguientemente, no puede hablarse de pecado al seguir semejantes apetitos (que contradicen al bien de la persona). Según eso, hay una responsabilidad inmediata limitada cuando el impulso de que procede la t. es tan fuerte - por los motivos que fuere -, que queda disminuida la visión del alcance de la t. y entorpecida o paralizada la fuerza de voluntad para resistirla. En el consentimiento a tales t., se habla de pecados de flaqueza (peccata infirmitatis).

Estas t. provenientes de causas exógenas pueden provocar, por su parte, tendencias endógenas dañosas al mejor desenvolvimiento de la persona, las cuales son capaces de influir también en la aspiración cognoscitiva por represiones. Tal es el caso cuando el hombre consciente voluntariamente a las t. o sucumbe a ellas llevado por sus tendencias (p. ej., sucumbe a influencias dañosas en la educación). En la medida que estas tendencias nacen instintivamente, el hombre tampoco es responsable de las t. que de ellas resultan. Pero en cuanto han sido originadas por el consentimiento voluntario a t. exógenas, el hombre es responsable de ellas, pues fueron libremente queridas in causa (p. ej., en fenómenos maníacos, complejos de odio acumulado, etc.). Ello quiere decir que la posibilidad de t. endógenas resulta a la postre de la vinculación del hombre a estructuras previas de ordenación, de naturaleza transcendental o categorial, y también de su individual desarrollo personal.

Con su razón limitada, sólo limitadamente puede el hombre dominar de una ojeada las posibilidades concretas de realizarse a sí mismo. De ahí que su decisión de un acto determinado en orden a la propia realización sea siempre arriesgada, en cuanto el hombre sólo limitadamente puede calcular los efectos de tal decisión para la propia perfección, v puede consiguientemente fracasar en ella. Una decisión moral óptima se da cuando el riesgo se calcula de manera que se equilibren el factor de seguridad y el de inseguridad en el obrar. Desde el punto de vista de la psicología profunda, una t. se da siempre que la integración de los instintos no está garantizada y surge la tendencia a intentar esa integración en forma demasiado tímida o demasiado ligera. En el primer caso, por querer proceder con demasiada seguridad, el hombre fracasaría por no aprovechar plenamente sus posibilidades; en el segundo, porque procede arrogantemente y obra a la ligera contra estructuras previas de ordenación y anula así aquellas posibilidades. Según esto, en la t. se pone en peligro la relación trascendente de la acción humana. Por su superación, tal relación queda liberada de nuevo y a su vez profundizada. Según que las t. amenacen al hombre en el núcleo de su existencia sólo periféricamente o lesionen su mayor perfeccionamiento, los actos morales resultantes serán más o menos graves, independientemente de que el grado diverso de lesión se deba a la importancia del objeto para el tentado o bien a la intensidad de la relación libre con la acción.

2. Bíblicamente, la t. se interpreta: a) como prueba de Dios. Así, según afirmaciones del AT, sobre todo en los primeros libros, Dios quiere adrede poner a prueba la fidelidad de su pueblo, del pueblo de su alianza (Éx 15, 25; 16, 4; 20, 20; Jn 2, 22; 3, 1.4), y de creyentes particulares, así Abraham, cuya t. es aducida constantemente como ejemplo (Gén 22, 1; Eclo 44, 20; 1 Mac 2, 52; Heb 11, 17), o Job, cuyo temor de Dios permite el Señor que sea probado por Satán con sufrimientos (Job 1, lls; 2, 5; él permite también las t. que de ahí resultan: Job 7, 1; 10, 17; 16, 10; 19, 12). En la literatura sapiencial posterior, por influjo helenístico, aparece más fuertemente la idea de t. como medio de purificación y educación (Sab 3, 5; 11, 9; cf. 2, 1-6; 4, 17; 33 [36], 1; cf. Sant 1, 2.12; Heb 11, 17.37).

b) Como seducción por los poderes del mal. Así la t. diabólica de los primeros padres (Gén 3, 1-7). En este punto, el pensamiento judaico ve claro que, por encima de las malas inclinaciones del hombre, las t. son obra del diablo y sus espíritus, y sólo pueden vencerse con la ayuda de Dios.

Esta idea del - diablo como gran tentador gana importancia en el NT. La supone la petición del padrenuestro (Mt 6, 13 = Lc 11, 4) y el aviso de Jesús a sus discípulos en Getsemaní (Mc 14, 38 par). También Pablo ve en la t. la acción de Satán (1 Tes 3, 5; 1 Cor 7, 5), pero atestigua a la vez que Dios da fuerza para resistirla (1 Cor 10, 13). De manera semejante, el Apocalipsis atribuye la t. a Satán (12, 9; 13, 14; 19, 20; 20, 3.8.10); y Sant 1, 13s resalta expresamente que la t. no viene de Dios. En la literatura apocalíptica la t. es mirada como característica de las tribulaciones escatológicas (Dan 12, 10; 1 Pe 1, 6; 4, 12; 2 Pe 2, 9; Ap 3, 10), y particularmente en Heb es vista como superable en Cristo (cf. 4, 15; 2, 18; cf. también Ap 3, 10). Porque en Cristo es vencido el imperio de Satán sobre este -> eón.

3. Puesto que, en último término, las t. consisten en el peligro de cerrar al hombre el camino de su ordenación a la perfección, para vencerlas moralmente son necesarios sobre todo el deseo de la perfección y, consiguientemente, la apertura a la -> gracia, que se manifiestan en el amor a la virtud en general y en particular. Así se produce la integración de las tendencias particulares en el servicio a la perfección del hombre.

Comoquiera que la razón inmediata de las t. son primeramente causas exógenas, el esfuerzo moral debe concentrarse en dominar esas causas. Sin embargo, hay que tener de antemano en cuenta que la posibilidad de ser tentados va necesariamente aneja a nuestra condición de criaturas. La gracia no suprime esa condición, aunque nos da serenidad frente a todas las t. por la confianza en la ayuda de Dios, de suerte que, a la postre, la t. efectiva debe soportarse con humilde resignación. Dadas las múltiples causas de las t., son realmente posibles muchos medios para vencerlas. En casos extremos, se puede recurrir a tratamiento médico y a la psicoterapia. Pero siempre, estimando prudentemente la propia debilidad y sintiendo la responsabilidad de nuestros deberes, habremos de evitar ocasiones innecesarias de pecado (Ef 5, 15). A menudo la mejor manera de evitar la t. es una adecuada distracción. Pero lo que importa sobre todo es un constante esfuerzo por corregir prejuicios y predecisiones ajenos a la realidad que están fijados en el super-yo. Para ello es tan necesario un amor lo más incondicional posible a la verdad y al bien, como una confrontación paciente y sin prejuicios con los datos empíricos (-> higiene mental).

Para vencer las t. que dependen de causas exógenas, es menester una constante formación de la conciencia. Para reducir o superar las t., esa formación ha de tender a un equilibrio lo más ponderado posible entre la satisfacción y sublimación de las tendencias, pues sólo así se mantiene el equilibrio, necesario para la perfección, entre la apertura a la transcendencia y la dependencia de lo inmanente, y puede tenerse debidamente en cuenta el carácter dinámico e histórico del deber moral, singular en cada caso. Sólo así, en efecto, se evita el sobrestimar o subestimar las propias posibilidades y se ponen de manera óptima al servicio de la perfección de la persona nuestras vinculaciones a estructuras previas de ordenación.

De ahí se sigue además que las t. procedentes de causas endógenas sólo pueden eliminarse en la medida en que se corrijan, dentro del marco de lo posible, falsas actitudes voluntarias por medio de posiciones tan prudentes como decididas respecto de las causas.

4. Una equilibrada educación pastoral tendrá que evitar la tendenciosa simplificación en la visión de los dones y tareas "tentadores". Pues en tal simplificación la realidad acostumbra a interpretarse mediante una proyección ficticia de la misma, desplazando o suprimiendo uno o varios de sus aspectos y, por tanto, tergiversándola. La oración recomendada por la Escritura (Mc 14, 38), la constante vigilancia (Lc 8, 13; 21, 36) y sobre todo la firmeza en la virtud (Lc 22, 28; cf. Mc 13, 13 par; Ap 2, 10), que opera constancia (Sant 1, 2s), serán la mejor ayuda para ello, si buscan natural y sencillamente lo verdadero y bueno en cuanto es concretamente cognoscible y realizable, y así tratan de dominar la vida con la confianza en Dios, que en la t. no quiere nuestra caída, sino nuestra prueba (Ap 3,5).

5. Tentar a Dios consiste: a) bíblicamente, en la provocación osada de la ira de Dios, que radica en la desconfianza de la providencia de Dios; así cuando en el desierto se amotinó el pueblo y dudó de la voluntad salvadora de Dios (Éx 17, 2.7; De 6, 16; 9, 22; Sal 95, 8-11; Heb 3,8s), o cuando en el NT Jesús rechaza como un tentar a Dios la sugerencia de que entienda mundanamente su misión mesiánica (Mt 4,7 par). En 1 Cor 10, 9 y Act 3 se amonesta a los creyentes a que no tienten a Dios como los antiguos israelitas. En Act 5, 9 el intento de engañar a la Iglesia es mirado como un tentar al Espíritu del Señor, y en 15, 10 Pedro califica de t. de Dios el intento de cargar sobre los gentiles el yugo de la ley.

b) Moralmente, el tentar a Dios ha de mirarse como una provocación a Dios que traiciona la -" esperanza, pues quien así procede no espera de Dios la salvación, sino que quiere dominar el destino humano por la propia fuerza y la propia voluntad. La t. de Dios puede manifestarse en las más diversas formas, desde el cálculo temerario de la disposición de Dios al perdón, de suerte que ya no se espera la salvación eterna "con temor y temblor" (Flp 2, 12), hasta los juicios supersticiosos de Dios, y en último término se funda siempre en una falsa idea de Dios, que niega e idolatriza el soberano misterio del Dios que nos ama libremente.

6. La t. de Jesús narradas en Mc 1, 12s; Mt 4, 1-11 y Lc 4, 1-13 requieren una exégesis matizada bajo la perspectiva de la historia de las formas, la cual ponga de relieve la idea mesiánica de Cristo que late en los relatos. Según esa exégesis, Jesús habría traicionado su misión mesiánica si hubiera caído en la t. de no presentarse, a pesar de su dignidad mesiánica, como el "siervo" obediente de Dios y como el segundo Moisés que resiste a la murmuración de Israel. Las t. de Jesús por parte de los fariseos (Mc 8,11 par; Mc 10, 2 par; 12, 15 par; Mt 22, 35; Lc 10, 25) tienen también por fin poner a prueba la misión mesiánica del Señor. En contraste con ello, la t. de Jesús en Getsemaní (Mc 14, 32-42 par) tiene por objeto expreso la posibilidad de que Jesús sea tentado, la cual en Heb 2, 18; 4, 15 es interpretada como signo de su semejanza con nosotros en todo, excepto en el pecado. Jesús vence la t. por la aceptación de la pasión (cf. Heb 5, 7-9) - la posibilidad de la derrota queda evidentemente descartada -y así se hace nuestro modelo, que nos capacita para seguirle.

Diccionario "La Palabra.org"
Tentación: La tentación es aquello que nos mueve a pecar. Dios no puede ser tentado (Sant.1:13). En cambio, nosotros podemos ser tentados por nuestra lujuria (Sant.1:13-15), codicia (1 Tim. 6:9), falta de examinarnos a nosotros mismos (Gál. 6:1), y el presuntuoso orgullo de la vida (1 Juan 2:16), entre otras causas. Dios no tienta a nadie (Sant. 1: 13), mientras que Satanás es el tentador por excelencia. Tuvo éxito con Eva, al hacerle primero dudar de lo que Dios había dicho, al insinuar que El había mentido, y al excitar el apetito de la mujer (Gén. 1-6): saciaría su hambre, le daba placer y le abriría la mente. Satanás ha seguido tentando a todos en sus deseos más primarios (comida, bebida, sexo), como en su codicia, orgullo y ambición, para que desobedezcamos a Dios. Mucho después del episodio del Edén, intentó el mismo procedimiento con Jesús, pero aquí fracasó ruidosamente (Mat. 4:1-11). Jesús nos enseñó a orar para ser librados de la tentación (Mat. 6:13) ya que el Señor es capaz de librarnos de ella (2 Ped. 2:9). Dios no ha de permitir que seamos tentados más de lo que El sabe que podemos resistir (1 Cor. 10:13). Por tanto, en Cristo realmente tenemos el poder de resistir a Satanás (1 Ped. 5:18). Ya no estamos inermes, y el diablo nada puede contra nosotros si nuestra voluntad, fortalecida por el Espíritu Santo, no cede a la tentación.

Diccionario de Teología Católica
TENTACIÓN: La tentación, en todas las dimensiones y en sus diversas intensidades, representa una perturbación del equilibrio espiritual del hombre, que no consiguen dominar su propia complejidad psicosomática y espiritual; en una palabra, es una incitación al pecado. La concupiscencia, substrato que desencadena la turbación del equilibrio del hombre, persigue sus fines particulares que no respetan el bien común ni sintonizan con él, sino sólo con las propias necesidades u orientaciones, independientemente de toda perspectiva de bien moral universal. Al no poder orientarse hacia el bien, en este sentido, este estado de cosas angustia al hombre, porque permanece en él mismo incluso cuando, en obediencia a Dios, lo combate y rechaza. La tentación sigue afianzandose en el hombre como adhiriéndose a su naturaleza, lo cual hace pensar que no tiene que darse aún por descontado el discurso sobre la salvación individual. Sólo a través de la fe y de la ascesis, la libertad y la responsabilidad del hombre pueden vencer la tentación. "Lo que nos mueve al pecado es un elemento de la condición humana que preexiste a nuestra libre decisión » (J Navone). Y esta preexistencia puede entenderse bien en aquellas situaciones externas como son los condicionamientos sociales y psíquicos, bien en algunos determinismos genéticos y espirituales que minan al hombre.- La tentación, cuando se juzga de sus efectos en el terreno moral, debe insertarse en este cuadro de articulaciones y determinismos, atendiendo además - al cuadro somático y espiritual del individuo, para verificar su responsabilidad y los márgenes de su libertad real.

Diccionario Bíblico Mundo Hispano
TENTACIÓN: La idea de poner a prueba, ya sea con buena o mala intención. Jesús, verdadero hombre, enfrentó a la vez la prueba de parte de Dios y la tentación de Satanás.

El Señor prueba a las personas —Abraham (Gen_22:1), Job (Job_23:10), Ezequías (2Ch_2:31)— y a las naciones (Deu_8:2, Deu_8:16; Deu_33:8). A veces su prueba es severa y dolorosa (1Co_11:32; Heb_12:4-11; 1Pe_1:7; 1Pe_4:8-13), pero se origina en un amor santo.

Hasta que Jesús regrese, Satanás tiene libertad para tentar a la gente a pecar (1Ch_21:1). El es llamado el tentador (Mat_4:3; 1Th_3:5) y el adversario de los creyentes (1Ti_5:14; 1Pe_5:8). Dios a veces usa esta tentación para probar a los creyentes.

Satanás afligió a Job dentro de límites que Dios impuso (Job_1:6-22; Job_2:1-7); él engañó a Eva (1Ti_2:14); los creyentes deben estar velando constantemente contra la tentación (Mar_14:38; Luk_22:40; 2Co_2:11; 1Pe_5:8). Ellos pueden vencer la tentación (1Co_10:13). Satanás tentó a Jesús (Mat_4:1-11). La tentación no es pecado: el pecado está en ceder.

Probar a Dios es afirmar incredulidad y falta de confianza en él (Exo_17:7; Deu_6:16; Psa_95:8-11; Mat_4:5-6; Act_5:9; Act_15:10; 1Co_10:9). Antes de participar de la cena del Señor los creyentes han de examinarse a sí mismos (1Co_1:28) para ver si están preparados espiritualmente para participar. Este examen debiera ser un elemento regular de la vida cristiana (2Co_13:5; Gal_6:4).

Diccionario Bíblico La Palabra
Tentación: La tentación es aquello que nos mueve a pecar. Dios no puede ser tentado (Sant.1:13). En cambio, nosotros podemos ser tentados por nuestra lujuria (Sant.1:13-15), codicia (1 Tim. 6:9), falta de examinarnos a nosotros mismos (Gál. 6:1), y el presuntuoso orgullo de la vida (1 Juan 2:16), entre otras causas. Dios no tienta a nadie (Sant. 1: 13), mientras que Satanás es el tentador por excelencia. Tuvo éxito con Eva, al hacerle primero dudar de lo que Dios había dicho, al insinuar que El había mentido, y al excitar el apetito de la mujer (Gén. 1-6): saciaría su hambre, le daba placer y le abriría la mente. Satanás ha seguido tentando a todos en sus deseos más primarios (comida, bebida, sexo), como en su codicia, orgullo y ambición, para que desobedezcamos a Dios. Mucho después del episodio del Edén, intentó el mismo procedimiento con Jesús, pero aquí fracasó ruidosamente (Mat. 4:1-11). Jesús nos enseñó a orar para ser librados de la tentación (Mat. 6:13) ya que el Señor es capaz de librarnos de ella (2 Ped. 2:9). Dios no ha de permitir que seamos tentados más de lo que El sabe que podemos resistir (1 Cor. 10:13). Por tanto, en Cristo realmente tenemos el poder de resistir a Satanás (1 Ped. 5:18). Ya no estamos inermes, y el diablo nada puede contra nosotros si nuestra voluntad, fortalecida por el Espíritu Santo, no cede a la tentación.

Nuevo Diccionario de la Biblia de Alfonso Lockward
TENTACIÓN: El sentido bíblico de esta palabra se relaciona con la idea de poner a prueba una cosa. El vocablo hebreo massa o massah se traduce como “prueba” en Deu_4:34; Deu_7:19 y 29:3 (“¿O ha intentado Dios venir a tomar para sí una nación de en medio de otra nación, con pruebas, con señales ...”). Es una situación en la cual se combinan los conceptos de presiones físicas y emocionales conducentes a demostrar la calidad de algo. La palabra massa proviene de una raíz que habla de fundir un metal. Un lugar en el desierto recibió el nombre de “Masah” porque allí los hijos de Israel “tentaron a Jehová, diciendo: ¿Está, pues, Jehová entre nosotros, o no?” (Exo_17:7). Por eso luego se hizo la prohibición: “No tentaréis a Jehová vuestro Dios, como lo tentasteis en Masah” (Deu_6:16). Se lee en el Sal_78:18 : “Pues tentaron a Dios en su corazón, pidiendo comida a su gusto”. El énfasis de la palabra, entonces, está en probar a una persona para que demuestre algo, como “la reina de Sabá” que visitó a Salomón para “probarle con preguntas difíciles”. (1Re_10:1).

Otra palabra que se usa es nasa, que significa poner a prueba, tantear, ensayar un metal. Dios mismo prueba a sus hijos, como fue el caso de Abraham, a quien Dios probó cuando le pidió que sacrificara a Isaac (Gen_22:1). Un falso profeta puede ser, en realidad, una prueba para la fe de los oyentes (“... no darás oído a las palabras de tal profeta ... porque Jehová vuestro Dios os está probando...” [Deu_13:3]). Cuando Dios prueba a una persona, lo hace con el propósito santo de refinar su carácter (“... para que yo lo pruebe si anda en mi ley, o no” [Exo_16:4]). Las mismas naciones cananeas sirvieron “para probar con ellas a Israel, si procuraban o no seguir el camino de Jehová” (Jue_2:22).
el NT, la palabra equivalente es peirasmos, traducido como t., y peirazo como el verbo tentar o probar. Dios no puede ser sometido a prueba por nadie (Stg_1:13), pero los seres humanos sí. Por eso el Señor Jesús, como hombre, fue sometido a t. El mismo Espíritu Santo le llevó al desierto para ese fin (Mat_4:1-11). Ese hecho demuestra que la t. del Señor tenía por propósito, del lado de Dios, el probar su calidad humana. De parte de Satanás, llamado el tentador, sin embargo, el propósito era seducir para llevar al pecado y destruir la obra de Dios. Ese sentido negativo de la t. a veces es el que más se utiliza cuando se habla del asunto, pero no es la idea básica de las Escrituras.
, sin duda, natural que deseemos no ser probados, por lo cual el Señor Jesús nos enseñó a orar diciendo: “Y no nos metas en t., mas líbranos del mal” (Mat_6:13). Pero una cosa es cuando somos probados por Dios para refinar nuestro carácter y otra cuando el mundo, Satanás o nuestra propia carne (o muchas veces todos combinados a una) procuran seducirnos hacia el mal. Las ofertas del mundo, o de Satanás, sin embargo, no tendrían ningún efecto si no estuviera en nuestro interior la concupiscencia (“... cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido” [Stg_1:14]). Afortunadamente, “sabe el Señor librar de t. a los piadosos...” (2Pe_2:9). Y cuando una persona “soporta la tentación”, obtiene una bienaventuranza (Stg_1:12).

Nuevo Diccionario Bíblico Certeza
TENTACIÓN: La idea bíblica de la tentación no es fundamentalmente la de seducción, como ocurre en el uso moderno, sino la de juzgar a una persona o ponerla a prueba; lo que puede hacerse con el caritativo propósito de probar o mejorar su carácter, como así también con el fin malicioso de poner al descubierto su debilidad, o sorprenderlo en una mala acción.

El sustantivo heb.heb. hebreo es massaÆ (trad.trad. traductor, traducción, traducido “tentación”), y los verbos heb.heb. hebreo son maµsaÆ (generalmente trad.trad. traductor, traducción, traducido “tentar”) y baµh(generalmente trad.trad. traductor, traducción, traducido “probar”: metáfora tomada de la refinación de metales). La LXXLXX Septuaginta (vs. griego del AT) y el Nuevo Testamento utilizan como equivalentes el sust. peirasmos y los verbos (ek)peiruzoµ y dokimazoµ; este último corresponde, en significado, a baµh.

La idea de probar a una persona aparece en toda la Biblia en relación con diferentes nociones.

1. El hombre prueba a su prójimo de la misma manera en que prueba su armadura (1 R. 10.1; compárese 1 S. 17.39: maµsaÆ en ambas ocasiones), para explorar y medir sus capacidades. Los evangelios nos hablan de que sus oponentes judíos, con resentido escepticismo, “tentaron” a Cristo (“lo probaron”, podríamos decir) para ver si podían obligarlo a demostrar o tratar de probar su mesianismo en los propios términos de ellos (Mr. 8.11); para ver si su doctrina era defectuosa o poco ortodoxa (Lc. 10.25); y para ver si podían sorprenderlo en declaracioncs autoincriminatorias (Mr. 12.15).

2. El hombre debe probarse a sí mismo antes de participar de la Cena del Señor (1 Co. 11.28: dokimazoµ), y también en otras ocasiones (2 Co. 13.5: peirazoµ) para no hacerse presuntuoso y engañarse en cuanto a su condición espiritual. El cristiano debe probar sus “obras” (es decir lo que hace con su vida) para no desviarse y perder su recompensa (Gá. 6.4). El conocimiento sobrio de uno mismo, emanado de un disciplinado autoescrutinio es un elemento básico de la piedad bíblica.

3. El hombre prueba a Dios cuando su comportamiento constituye en realidad un abierto desafío a demostrar la verdad de sus palabras y la bondad y justicia de sus caminos (Ex. 17.2; Nm. 14.22; Sal. 78.18, 41, 56; 95.9; 106.14; Mal. 3.15; Hch. 5.9; 15.10). El topónimo Masah es un permanente memorial de una de esas tentaciones (Ex. 17.7; Dt. 6.16). Incitar de esta manera a Dios constituye una extrema irreverencia, y Dios mismo lo prohibe (Dt. 6.16; compárese Mt. 4.7; 1 Co. 10.9ss). En todas las tribulaciones el pueblo de Dios debe esperar en él con calma y paciencia, y confiando en que a su debido tiempo él satisfará su necesidad según su promesa (compárese Sal. 27.7–14; 37.7; 40; 130.5ss; Lm. 3.25ss; Fil. 4.19).

4. Dios prueba al hombre colocándolo en situaciones que revelan la calidad de su fe y devoción, de modo que todos puedan ver lo que hay en su corazón (Gn. 22.1; Ex. 16.4; 20.20; Dt. 8.2, 16; 13.3; Jue. 2.22; 2 Cr. 32.31). Al someterlos a prueba de esta manera los purifica, como se purifica el metal en el crisol del refinador (Sal. 66.10; Is. 48.10; Zac. 13.9; 1 P. 1.6s; compárese Sal. 119.67, 71); fortalece su paciencia y madura su carácter cristiano (Stg. 1.2ss, 12; compárese 1 P. 5.10); y les hace tener mayor seguridad en el amor de Dios (compárese Gn. 22.15ss; Ro. 5.3ss). Por su fidelidad en épocas de prueba, el hombre llega a ser dokimoi, “aprobado”, a la vista de Dios (Stg. 1.12; 1 Co. 11.19).

5. Satanás prueba al pueblo de Dios manipulando las circunstancias dentro de los límites que Dios le permite (compárese Job 1.12; 2.6; 1 Co. 10.13), a fin de tratar de que se desvíen de la voluntad de Dios. El Nuevo Testamento lo conoce como “el tentador” (ho peirazoµn, Mt. 4.3; 1 Ts. 3.5), el implacable enemigo de Dios y los hombres (1 P. 5.8; Ap. 12). El cristiano debe estar constantemente en guardia (Mr. 14.38; Gá. 6.1; 2 Co. 2.11) y activo (Ef. 6.10ss; Stg. 4.7; 1 P. 5.9) contra el diablo, porque trata constantemente de hacerlo caer, ya sea abrumándolo con el peso de la tribulación o el dolor (Job 1.11–2.7; 1 P. 5.9; Ap. 2.10; compárese 3.10; He. 2.18), o estimulándolo para que satisfaga en forma equivocada sus deseos naturales (Mt. 4.3s; 1 Co. 7.3), o tornándolo complaciente, descuidado o demasiado consciente de sus derechos (Gá. 6.1; Ef. 4.27), o proponiéndose una falsa representación de Dios y engendrando falsas ideas acerca de su verdad y su voluntad (Gn. 3.1–5; compárese 2 Co. 11.3; Mt. 4.5ss; 2 Co. 11.14; Ef. 6.11). Mt. 4.5s nos demuestra que Satanás puede, incluso, citar (y aplicar mal) la Escritura con este propósito. Pero Dios promete que siempre estara disponible un camino de liberación cuando permite que Satanás tiente al cristiano (1 Co. 10.13; 2 P. 2.9; compárese 2 Co. 12.7–10).

La filosofía neotestamentaria de la tentación se alcanza combinando estas dos líneas de pensamiento. Las “pruebas” (Lc. 22.28; Hch. 20.19; Stg. 1.2; 1 P. 1.6; 2 P. 2.9) son tanto obra de Dios como del diablo. Se trata de situaciones de prueba en las que el siervo de Dios se ve frente a nuevas posibilidades de bien y de mal, y está expuesto a un número de estímulos para elegir este último. Desde este punto de vista las tentaciones son obra de Satanás; pero Satanás es también instrumento de Dios, a la vez que su enemipo (compárese Job 1.11s; 2.5s), y es Dios mismo en última instancia quien pone a sus siervos en el camino de la tentación (Mt. 4.1; 6.13), permitiendo que Satanás trate de seducirlos para lograr objetivos benéficos propios. Sin embargo, aunque el hombre no se ve expuesto a tentaciones aparte de la voluntad de Dios, el estímulo a hacer el mal no proviene de Dios ni expresa su mandato (Stg. 1.12s). El deseo que empuja hacia el pecado no es de Dios, sino del hombre, y es fatal sucumbir a él (Stg. 1.14ss). Cristo enseñó a sus discípulos que debían pedir a Dios que no los expusiera a la tentación (Mt. 6.13), y a velar y orar para “no caer” en tentación (o sea ceder ante su presión) toda vez que Dios decida probarlos por medio de ella (Mt. 26.41).

La tentación no es pecado, porque Cristo fue tentado en la misma forma en que lo somos nosotros, y sin embargo se mantuvo sin pecado (He. 4.15; compárese Mt. 4.1ss; Lc. 22.28). La tentación se convierte en pecado solamente cuando se acepta la sugerencia de pecado y se cae en él.

Bibliografía. D. Bonhoeffer, Tentación, 1977; W. Schneider, “Tentación”, °L. Coenen, E. Beyreuther, H. Bietenhard, Diccionario teológico del Nuevo Testamento, en 4 tomos. (título original en alemán theologisches Regriffslexicon zum Neuen Testament, 1971), edición preparada por M. Sala y A. Herrera, 1980–85, tomo(s) IV, página(s) 251–254; C. G. Kromminga, “Tentación”, °DT°DT Diccionario de teología (TELL), 1985, 1985, página(s) 513–514; L. Berkhof, Teología sistemática, 1972, página(s) 265ss; G. Gerleman, “Tentar”, °DTMAT°DTMAT este Jenni y C. Westermann (eds.), Diccionario teológico manual del Antiguo Testamento, trad. del alemán por J. A. Mugica, 1978, (véase THAT), tomo(s) II, cols. 100–102.

Arndt; H. Seeseman en G. Kittel y G. Friedrich (eds.), Theologisches Wörterbuch zum Neuen Testament, 1932–74; trad. ing. Theological Dictionary of the New Testament, eds. G. W. Bromiley, 10 tomos, 1964–76 6, página(s) 23–26; M. Dods en DCGDCG J. Hastings (eds.), Dictionary of Christ and the Gospels, 2 tomo(s), 1906–08; R. C. Trench, Synonyms of the New Testament10, página(s) 267ss; W. Schneider, C. Brown, H. Haarbeck, C. Brown (eds.), The New International Dictionary of New Testamento Theology, 3 tomos, 1975–8 3, página(s) 798–811.




GRIEGO / ESPAÑOL

A continuación podremos observar que la palabra tentar y probar se escriben de forma diferente tanto en el griego como en el español y tienen un significado diferente.

δελεάσει – Tentar
προσπαθώ – Probar
δοκιμή – prueba – dokimé
πειρασμός – tentación - peirasmos
 
Ortografía fonética: (dok-ee-may ') 
Definición corta: un ensayo, la prueba; Carácter probado y aprobado 
Definición: prueba, prueba; Probado, aprobado carácter.
Cognate: 1382 dokim) (un sustantivo femenino derivado de 1384 / dókimos ) - prueba de autenticidad ("aprobación, a través de pruebas"), una marca de lo que es "probado y verdadero". Véase 1381 ( dokimazō ).
 
Ortografía fonética: (pi-ras-mos ') 
Definición Corta: Ensayo, prueba, tentación
Definición: (a) juicio, pruebas, testing, , (B) tentación, (c) calamidad, aflicción.
Cognate: 3986 peirasmós (desde 3985 / peirázō ) - tentación o prueba - ambos sentidos pueden aplicarse simultáneamente (dependiendo del contexto). El sentido positivo ("prueba") y el sentido negativo ("tentación") son funciones del contexto (no meramente las palabras mismas).


EJEMPLOS

A continuación encontramos algunos ejemplos en el que se encuentran la palabra tentación y  la palabra prueba en el texto de la Septuaginta, te invito a que busques muchos más ejemplos para que puedas identificar y determinar la diferencia entre estas dos palabras, utilizadas en el Texto Sagrado.

1ra Corintios 10:13
(IGNT)  πειρασμος 3986[TEMPTATION] υμας 5209[YOU] ουκ 3756 ειληφεν 2983(5758)[HAS NOT TAKEN] ει 1487 μη 3361[EXCEPT] ανθρωπινος 442[WHAT BELONGS TO MAN;] πιστος 4103 δε 1161 ο 3588[AND FAITHFUL "IS"] θεος 2316[GOD,] ος 3739[WHO] ουκ 3756 εασει 1439(5692)[WILL NOT SUFFER] υμας 5209[YOU] πειρασθηναι 3985(5683)[TO BE TEMPTED] υπερ 5228[ABOVE] ο 3739[WHAT] δυνασθε 1410(5736)[YE ARE ABLE,] αλλα 235[BUT] ποιησει 4160(5692)[WILL MAKE] συν 4862[WITH] τω 3588[THE] πειρασμω 3986[TEMPTATION] και 2532[ALSO] την 3588[THE] εκβασιν 1545[ISSUE,] του 3588 δυνασθαι 1410(5738)[FOR TO BE ABLE] υμας 5209[YOU] υπενεγκειν 5297(5629)[TO BEAR "IT".]

Proverbios 17:3
(Septuaginta LXX)  ωσπερ 3746[ADV] δοκιμαζεται 1381[V-PMI-3S] εν 1722[PREP] καμινω 2575[N-DSM] αργυρος 696[N-NSM] και 2532[CONJ] χρυσος 5557[A-NSM] ουτως 3778[ADV] εκλεκται 1588[A-NPF] καρδιαι 2588[N-NPF] παρα 3844[PREP] κυριω 2962[N-DSM]

Deuteronomio 29:3
(Septuaginta LXX)  τους 3588[T-APM] πειρασμους 3986[N-APM] τους 3588[T-APM] μεγαλους 3173[A-APM] ους 3739[R-APM] εωρακασιν 3708[V-RAI-3P] οι 3588[T-NPM] οφθαλμοι 3788[N-NPM] σου 4771[P-GS] τα 3588[T-APN] σημεια 4592[N-APN] και 2532[CONJ] τα 3588[T-APN] τερατα 5059[N-APN] τα 3588[T-APN] μεγαλα 3173[A-APN] εκεινα 1565[D-APN]

Probervios 17:3
(Septuaginta LXX)  ωσπερ 3746[ADV] δοκιμαζεται 1381[V-PMI-3S] εν 1722[PREP] καμινω 2575[N-DSM] αργυρος 696[N-NSM] και 2532[CONJ] χρυσος 5557[A-NSM] ουτως 3778[ADV] εκλεκται 1588[A-NPF] καρδιαι 2588[N-NPF] παρα 3844[PREP] κυριω 2962[N-DSM]

Gálatas 4:14
(Westcott-Hort New Testament)  και 2532[CONJ] τον 3588[T-ASM] πειρασμον 3986[N-ASM] υμων 5216[P-2GP] εν 1722[PREP] τη 3588[T-DSF] σαρκι 4561[N-DSF] μου 3450[P-1GS] ουκ 3756[PRT-N] εξουθενησατε 1848(5656)[V-AAI-2P] ουδε 3761[ADV] εξεπτυσατε 1609(5656)[V-AAI-2P] αλλα 235[CONJ] ως 5613[ADV] αγγελον 32[N-ASM] θεου 2316[N-GSM] εδεξασθε 1209(5662)[V-ADI-2P] με 3165[P-1AS] ως 5613[ADV] χριστον 5547[N-ASM] ιησουν 2424[N-ASM]

1 Timoteo 3:10
(Westcott-Hort New Testament)  και 2532[CONJ] ουτοι 3778[D-NPM] δε 1161[CONJ] δοκιμαζεσθωσαν 1381(5744)[V-PPM-3P] πρωτον 4412[ADV] ειτα 1534[ADV] διακονειτωσαν 1247(5720)[V-PAM-3P] ανεγκλητοι 410[A-NPM] οντες 5607(5752)[V-PXP-NPM]

IDIOMA: Griego Koiné, este es el idioma original en el que se escribieron los rollos, que se han encontrado hasta la fecha.


MI CONCLUSIÓN

Como conclusión personal, puedo afirmar que no se debe indicar que "prueba" y "tentación" es lo mismo, o que se usen de forma indiferente. ya que la palabra prueba se define tan solo como probar, sin embargo la palabra tentación, SI se puede entender como prueba o tentación de acuerdo al contexto especifico de la oración, esto es que se hable de quien este tentando, si es Dios o Satanás.



Debido al múltiple uso de la palabra tentación en la biblia, más específicamente lo podemos observar en el Nuevo Pacto; se ha obviado la palabra prueba como tal, en la comunidad en general, como se puedo observar en este estudio se ha adoptado solamente la palabra tentación como si fuera la única palabra que se presentara en el texto sagrado, sin embargo pudimos ver en los ejemplos de la Septuaginta, aquí presentados que si se emplean los dos términos (prueba y tentación), por separado, ahora es bueno que no te quedes así, con solo esta información y profundiza un poco más, busca más ejemplos y espero tus comentarios y correcciones, ya son de gran importancia para mi y los lectores.

Un Fuerte Abrazo y que sea Dios quien continúe bendiciendo Grandemente sus Vidas juntamente con la de sus Familias, Chaus, chaussss.




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