DOCTRINA DEL EVANGELISMO
“Tú, pues, hijo
mío, sé fortalecido con la gracia que hay en CRISTO JESÚS. ” 2 Timoteo
2:1 Biblia Textual IV Edición; No es el esfuerzo propio lo que sostendrá a un
cristiano, ni siquiera la simple tenacidad en una causa, es la tenacidad en
algo en particular lo que lo hará prevalecer en medio de todas las batallas de
su vida, aun después de ser herido, y es su certeza de la gracia de Cristo
manifestada en su salvación, es en esta seguridad fundamental que un cristiano
debe aprender a gozarse, y aunque suena fácil es complejo de asimilar y solo el
Espíritu Santo puede convencernos de esto, entonces repasemos brevemente la
doctrina y fundamento de nuestra salvación, es muy importante que los lectores
tengan esto muy en claro, porque no solamente es lo que los hará vivir y seguir
adelante, sino el material de trabajo de un evangelista, porque un evangelista
es un enviado a proclamar las buenas nuevas de salvación en Jesús, es un
embajador del reino de los cielos, y un publicista de Dios cuyo producto más
grande y sublime para el hombre es la salvación, así que lo debemos conocer muy
bien para asimilarlo y proclamarlo.
Actividades previas al tema:
1) Escribir
en máximo 100 palabras cual es el mensaje evangelístico que comparte cuando
evangeliza.
2)
Revise
las siguientes citas y encuentre los elementos comunes en las cuatro
predicaciones, el tipo de público a quien fue dirigido el mensaje y el lugar en
el que fue hecho. Hechos 2:29-39; Hechos 10:34-43; Hechos 13:24-41; Hechos
17:22-31.
Luego de haber revisado esta actividad podemos pasar a
analizar y a desglosar los tres puntos tomados del estudio de las citas
previamente vistas, o en otras palabras los tres pilares del mensaje evangelístico:
A) Arrepentimiento y perdón de
pecados, B) muerte de Cristo, C) resurrección de Cristo, tomamos como
cita de apoyo la siguiente: “Y os doy a
conocer, hermanos, la Buena Noticia que os anuncié, la cual también
recibisteis, en la cual también estáis firmes, por la cual también, si os
aferráis a la Palabra que os anuncié, sois salvos, si no creísteis en vano. Porque
primeramente os entregué lo que también recibí: Que CRISTO murió por nuestros
pecados, conforme a las Escrituras; que fue sepultado y que fue resucitado al
tercer día, conforme a las Escrituras; ” 1 Corintios 15:1-4 esta cita
no es tan gratuita, porque realmente contiene el mensaje evangelístico central
de la iglesia primitiva, varias predicaciones encontradas en el libro de los
hechos de los apóstoles contienen los tres factores que aquí se muestran: 1- Cristo murió por nuestros pecados
(arrepentimiento), 2- Sepultado
(Muerte de Cristo), 3- Resurrección.
Primer principio:
Arrepentimiento: najam (µj'n:), «arrepentirse, consolar». A grosso
modo, najam significa «arrepentirse» aproximadamente 39 veces y «consolar» unas
46 veces en el Antiguo Pacto (AP). Con el objetivo de comprobar el significado
de najam, los estudios presentan varias perspectivas: conectan el vocablo con
un cambio de corazón o de disposición, de mente, de propósito, o enfatizan un
cambio de conducta.
metanoeo
(metanoevw), lit.: percibir posteriormente (meta, después, implicando cambio;
noeo, percibir; nous, mente, el asiento de la reflexión moral), en contraste a
pronoeo, percibir de antemano. Significa, por ello, cambiar de opinión o el
propósito, y en el NP involucra siempre un cambio a mejor, una enmienda, y
siempre, excepto en Lucas 17:3-4, de arrepentimiento del pecado. [1]
Arrepentirse es apercibirse del mal hecho y
reconocerlo como tal, verlo como Dios lo ve y apartarnos de él. En la Biblia en
el AP encontramos más el arrepentimiento de Dios que el de los hombres en el
sentido de que la palabra hebrea najam se traduce así pero denota más un cambio
de parecer, que el arrepentimiento por un hecho malo como lo plantea el Nuevo Pacto
(NP), visto de otra manera el pecado en al Antiguo Pacto (AP) implicaba
irrevocablemente la muerte de alguien, por eso el perdón de Dios solo se
obtenía de esta manera, entonces Dios se “Arrepentía” (cambiaba de parecer), y
lo que movía el cambio de parecer de Dios generalmente era un cambio de parecer
en el hombre, pero aquí debemos hacernos una pregunta ¿de qué se arrepentía
Dios? De matar al hombre o a los hombres (“Porque
la paga del pecado es muerte, pero la dádiva de DIOS es vida eterna en CRISTO
JESÚS, el Señor nuestro.” Romanos 6:23), pero alguien debía de morir… un
inocente, ese era el precio que la misma justicia de Dios había establecido (Hechos
9:22; Levíticos 17:11), el perdón del hombre significo un precio para Dios,
para que nos lo pudiera otorgar, sin violar su propia justicia, atentando
contra su inmutabilidad, entonces el perdón de pecados es un regalo de Dios que
nos invita al arrepentimiento, no se trata pues de que el hombre se arrepintió
entonces Dios lo perdono, ¡NO!, se
trata de que Dios consumo el precio del perdón del hombre por eso le ofrece el
perdón de pecados como regalo gratuito e inmerecido y por supuesto invaluable,
el hombre jamás hubiera podido pagar por él, en los principios de la
predicación del evangelio en labios de Juan el Bautista se clamaba así: “Porque la paga del pecado es muerte, pero la
dádiva de DIOS es vida eterna en CRISTO JESÚS, el Señor nuestro. ” Mateo
3:2 vemos entonces un orden de cosas acá, la acción de la redención humana
partió de Dios no de ningún intento humano, esa es la gran diferencia entre
Cristo y la religión, que cualquier religión es el intento humano de acercarse
a Dios, Cristo fue la manera en que Dios se acercó al hombre, el perdón de
pecados es la motivación hecha por Dios para que el hombre se arrepienta. “Sea pues bien sabido, varones hermanos, que
por medio de Este os es anunciado la liberación de los pecados. De todas las
cosas que no pudisteis ser justificados por la ley de Moisés, gracias a
este es justificado todo el que cree.” Hechos 13:38-39, aquí debemos
entender algo, todos los hombres han pecado (Romanos 3:23) por tanto
necesitamos arrepentirnos, no hay quien no pueda ser perdonado en Dios excepto
quien no cree, tampoco se trata de arrepentirse y ya, que como vimos es el acto
de reconocer el pecado (percibir posteriormente), también hay que pedir perdón
al único que puede justificarnos (“Justificar”
es término forense que significa “absolver”, “declarar justo”, lo
opuesto de “condenar” (cf. Deuteronomio 25:1; Proverbios 17:15; Romanos 8:33).
Justificar es la acción del juez. Desde el punto de vista del litigante, en
consecuencia, “ser justificado” significa “conseguir el veredicto” (Isaías 43:9,
26). [2]) Jesús de Nazaret, el Hijo de Dios, el Mesías prometido y ¿Por qué
puede justificarnos? Porque el pago el precio de la justicia de Dios (Romanos
6:23), la muerte de un inocente y que inocente. Se puede agregar para recordar
y tener muy en presente en éste punto que autores como Watchman Nee afirmaban
que el significado original de "metanoeo", (palabra griega traducida
como 'arrepentimiento'), significa "cambio de mente" e implica un
cambio de perspectiva respecto al pasado, y una evaluación general de muchas
cosas hechas previamente,1 lo que conlleva a la comprensión de la culpa
personal y el reconocimiento de haber hecho algo mal. En el mismo sentido, se
suelen considerar la necesidad de un cambio de conducta, de actitud, de
orientación y de dirección como indicios de un arrepentimiento verdadero.
Segundo principio:
Muerte de Cristo: ¿Por qué tuvo que morir Jesús? La justicia
de Dios demandaba la muerte de un inocente, a cambio del pecador, nunca Dios
otorgo perdón sin un precio de sangre inocente, en el AP eran animales, pero
aun figura del sacrificio perfecto manifestado en Jesús, revisemos la siguiente
cita: “ya que por las obras de la ley
ninguna carne será declarada justa delante de Él, porque mediante la ley viene
el conocimiento pleno del pecado. Pero ahora, aparte de la ley, se ha
manifestado la justicia de DIOS, atestiguada por la ley y los profetas: La
justicia de DIOS mediante la fe de JESUCRISTO, para todos los que creen (porque
no hay distinción alguna, por cuanto todos pecaron, y están privados de la
gloria de DIOS), siendo declarados justos gratuitamente por su gracia,
mediante la redención que tienen en CRISTO JESÚS, a quien DIOS exhibió
como propiciación por su sangre mediante la fe, como demostración de su
justicia, a causa del pasar por alto los pecados previamente cometidos en
la tolerancia de DIOS, para la demostración de su justicia en el tiempo
presente, para ser justo cuando declara justo al que es de la fe de JESÚS.
¿Dónde está, pues, la
jactancia? Queda excluida. ¿Por cuál ley? ¿De las obras? No, sino por la ley de
la fe, porque sostenemos que el hombre es declarado justo por fe, sin las
obras de la ley.” Romanos
3:20-28, El perdón de Dios no se activa por algo que haya hecho o esté haciendo
el hombre o vaya a hacer, el perdón de Dios se activó contundentemente con la
muerte de Cristo en la cruz del calvario, donde se manifestó la justicia de
Dios, Todo acto o rito que el hombre pretenda hacer para ganar o merecer el
perdón de Dios es inservible, innecesario e insuficiente, eso sería intentar
cumplir la ley del AP, la cual como vemos en la cita tuvo y tiene como
propósito mostrarnos lo que es el pecado, en otras palabras lo que es
desagradable y malo ante los ojos de Dios para que veamos las cosas como Él las
ve y no como nuestra condescendiente y parcial conciencia las ve, para así
mostrarnos a cada uno lo pecadores que somos, para poder guiarnos a su sumo
regalo, el perdón de los pecados mediante la muerte de su Hijo Unigénito, quien
es el que nos declara Justos sin mérito propio alguno. (Efesios 2:8,9; Gálatas
2:16; Hechos 3:38,39) El asunto con el pecado del hombre no es tan simple,
aunque el Señor lo hizo simple para nosotros, entendamos que como dice Paul
Washer “El Dios justo no puede perdonar el pecado” pero lo quiso perdonar, y
para poder hacer eso sin violar su propia ley alguien tenía que pagar las
consecuencias del pecado y no cualquiera, si todavía creemos que nuestras obras
y buenos actos limpian pecados miremos la siguiente cita “Desde antiguo no hemos oído ni nuestros ojos visto Elohim fuera de ti, Que
hiciera tanto por el que espera por misericordia. Sales al encuentro
del que con gozo practica la
justicia; del que tiene presentes tus caminos. He aquí, cuando pecamos, te
indignaste; en los pecados hemos estado largo tiempo, ¿Y podremos ser
salvos? Todos nosotros somos como cosa impura, Y nuestra justicia como
trapo de menstruo. Todos nosotros nos marchitamos como hojas, y la mano de
nuestras iniquidades nos arrastra como el viento.” Isaías 64:4-6, nuestras obras no sirven para este
propósito, por eso concuerdo en lo personal con la Biblia Textual (BTX) cuando
traduce los versículos en el Antiguo Pacto donde hablan de “ofrenda de olor
grato a Jehová”, la BTX lo traduce como “y
después de lavar en agua sus entrañas y sus patas, el sacerdote lo dejará
consumir todo sobre el altar. Es un holocausto, un sacrificio ígneo de olor que apacigua a YHVH.” Levíticos
1:9, los sacrificios eran un modelo simplemente de lo que Cristo iba a realizar
en la cruz del calvario, establecido por el mismo Dios, ni siquiera por el
hombre, estos no lograron limpiar el pecado (Hebreos 10:4), Dios los paso por
alto (Romanos 3:25) mientras Él mismo mandaba el sacrificio perfecto, solo
Cristo el Hijo de Dios satisfizo completamente y perfectamente la justicia de
Dios que demandaba una muerte inocente, por eso Él es el único que puede
declarar al hombre justo con el precio de su misma sangre, Cristo no nos da un
regalo ajeno, nos da el regalo que el mismo compro… su justicia nuestra
justicia, se termina esta parte citando un pensamiento de Richard Wurmbrand “No
tengo ningún pecado. Todos los pecados pertenecen a Jesús. Él es quien los ha
cometido. Preguntádselo y él lo confirmará, Si no podéis perdonarme mis
pecados, si sois tan malvados como para torturarme todas las noches en mi
impotencia, entonces perdonadle mis pecados a aquel que los tomó sobre sí.
Perdonadle mis pecados a Jesús. Si no se los perdonáis, él no os perdonará a
vosotros. Y no olvidéis que tiene poder para arrojaros en el infierno eterno.”
(Cita de “Mensajes de un incomunicado” de Richard Wurmbrand Cap.12).
Tercer principio:
Resurrección de Cristo: No cualquier otra resurrección, es en específico
la de Cristo pues esta fue la confirmación de que la obra de nuestra
justificación había sido hecha, Romanos 4:25 “el cual fue entregado por causa de nuestros delitos, y resucitado a
causa de nuestra justificación.” La obra de justificación quedo completa
con la muerte de Cristo, pero para asegurarnos que esa obra quedo hecha Cristo
resucito, no es que la obra de justificación solo termino cuando Cristo
resucito, no, de lo contrario no habría podido decirle al ladrón que murió con él,
que “Le dijo: De cierto te digo: Hoy estarás conmigo en el paraíso.”
Lucas 23:43, Cristo resucito como evidencia concluyente de que nuestra
justificación ya había sido consumada, nótese el presente en la expresión de
Cristo en la Cruz “Entonces, cuando tomó
el vinagre, JESÚS exclamó: ¡Ha sido
consumado! y habiendo
inclinado la cabeza, entregó el espíritu.” Juan 19:30, este es básicamente
el propósito principal de la resurrección de Cristo, garantizarnos nuestra
justificación, porque dice la Palabra “y
si CRISTO no ha sido resucitado, vuestra fe es inútil: aún estáis en vuestros
pecados,” 1 Corintios 15:17, aunque garantizar nuestra justificación fue el
principal propósito de la resurrección de Cristo, no fue el único, esta también
tuvo como propósito garantizar nuestra resurrección después de morir, en el día
del rapto (1 Corintios 15:18-21 y V.52), si bien es verdad que como
consecuencia del pecado de un hombre Adán todos los hombres tenemos que morir,
y aun así no todos (1 Corintios 15:51-56; 1 Tesalonicenses 4:13-18), también es
verdad que por la justicia perfecta de uno, este es Cristo, todos los que en el
creen han de resucitar en el día del rapto de la iglesia, “ESÚS le dijo: Yo soy la Resurrección y la Vida. El que cree en Mí,
aunque muera, vivirá,” Juan 11:25
___________________________________
[1]Vine, W.E.,
Vine Diccionario Expositivo de Palabras del Antiguo y del Nuevo Testamento
Exhaustivo, (Nashville: Editorial Caribe) 2000, c1999.
[2]Douglas, J. D.,
Nuevo Diccionario Biblico Certeza, (Barcelona, Buenos Aires, La Paz, Quito:
Ediciones Certeza) 2000, c1982.
Lectura Complementaria:
¿POR QUÉ LA DOCTRINA DE LA
ELECCIÓN ENCIENDE EL FUEGO DEL EVANGELISMO?
Por Mez McConnell
- 9 noviembre, 2017
Esta es la primera parte de mis impresiones acerca de
por qué la doctrina de la elección impulsa el evangelismo bíblico entre los
perdidos.
Nosotros solíamos odiar los bomberos en nuestro estado
cuando yo era un niño. Tan pronto oíamos los sonidos de sus alarmas resonando
en la distancia, sabíamos enseguida que nuestra diversión estaba a punto de
terminar. Entenderás, que solíamos encender estas grandes fogatas cada año, de
madera y pedazos viejos de muebles recolectados en nuestra área. Pasábamos días
recogiendo sofás desechados, sillas y viejos armarios de madera. Si no nos
parecía que era lo suficientemente grande, rompíamos los cercos del jardín y
apilábamos todo en un campo cerca de mi casa. Arrojábamos autos y bicicletas y
todo tipo de basura allí. A veces nuestra fogata tenía varios metros de altura.
Todos orábamos para que no lloviera y que la policía no la descubriera hasta
que la hubiéramos encendido. Habíamos decidido, después de que lloviera fuerte
un año, que la mejor manera de hacerlo era ocultar pequeños barriles de gas en
el centro de la estructura, agregar un poco de gasolina, retroceder y verla:
“boom”. Por lo tanto, las sirenas eran el sonido que advertían que nuestra
diversión estaba a punto de terminar y cientos de litros de agua estaban a
punto de, literalmente, extinguir nuestros esfuerzos y finalizar todo nuestro
duro trabajo. Es por eso que los bomberos siempre fueron los enemigos de la
diversión cuando yo estaba creciendo.
Tristemente, eso es similar a la cantidad de
cristianos que ven la relación entre la doctrina de la elección y el
evangelismo. Si pensamos en el evangelismo como combustible para la iglesia
cristiana –el asunto que impulsa su crecimiento y mantiene el amor por Dios
ardiendo– entonces la doctrina es el bombero corriendo hacia la escena para
echar agua fría por todas esas llamas hasta que la última brasa ardiendo se
extingue. Para muchos cristianos, invitar a la doctrina a una conversación
sobre el evangelismo es como llamar a un bombero a tu fogata. ¡Él
definitivamente estropeará la ocasión! Si realmente quieres deprimir una sala
llena de evangelistas, solo trata de mencionar la doctrina de la elección.
John Piper define la doctrina así: “La elección
incondicional es la libre elección de Dios antes de la creación, no en base a
la fe prevista, otorgando fe y arrepentimiento a los traidores, perdonándolos y
adoptándolos a su familia eterna de gozo.”
Dicho de manera sencilla: Dios ha elegido y está
llamando a un pueblo suyo de todos los lugares de la tierra, ricos y pobres,
para ser salvos por medio de Jesucristo y los mantendrá seguros para siempre en
Su familia. Mi argumento es que, lejos de matar el evangelismo, esta doctrina
no es sólo el combustible que enciende el fuego del evangelismo, sino que lo
mantiene ardiendo indefinidamente. Tomemos como ejemplo a Paulo, de 15 años.
Cuando lo conocí por primera vez estaba apenas consciente, acostado en la puerta
de una tienda cubierto de heridas y piojos. Él había sido baleado un par de
veces y estaba completamente perdido en la inhalación de pegamento. Lo limpié,
lo alimenté y compartí el evangelio con él. Yo hice lo mismo innumerables veces
en los próximos 12 meses. A veces, en sus momentos más sobrios, tuvimos
conversaciones espirituales decentes. Cuando nos reuníamos un par de veces a la
semana, lo llevaba para comer un sándwich y tomar una bebida, compartíamos una
broma y nos reíamos juntos. Durante algunas horas él olvidaba su vida miserable
y yo le hablaba de la posibilidad de un futuro mejor bajo el rey Jesús (orando
para que el Espíritu Santo pudiera romper a través del dolor y la niebla en su
mente y lo llevara a la salvación, una salvación que le expuse desde la
Biblia). Tuve que aprovechar mis oportunidades cuando esas horas llegaban
porque, frecuentemente, él estaba tan drogado que apenas era coherente. Un día
aparecí en nuestro lugar habitual y él no estaba allí. Nunca lo volví a ver.
Había sido apuñalado hasta la muerte en la noche y su cuerpo desechado en un
basurero de la ciudad. Me fui a casa y lloré por mi joven amigo.
He visto esta escena muchas veces en mi vida. Vi a
niños morir en Brasil. Escuché de amigos de vuelta a casa que murieron por sobredosis
o se suicidaron. La vida fue demasiado corta para muchos de ellos. La doctrina
de la elección ha sido mi amiga en esos días oscuros por varias razones. Me
motiva a evangelizar y a perseverar, sobre todo en los lugares difíciles. Lejos
de matar mi deseo evangelístico, la doctrina de la elección lo revitaliza. Yo
sabía que la única forma en que las pandillas callejeras de Brasil iban a ser
evangelizadas era a través de la predicación del evangelio de Jesús. Fue un
gran consuelo saber que el Espíritu Santo haría Su trabajo al revelar la verdad
y atraer a los pecadores perdidos, en una relación con Dios el Padre y él los
mantendría seguros para siempre. Esa bella verdad trinitaria era todo el
combustible que yo necesitaba para alimentar el fuego de la predicación
evangelística. Mi único trabajo era seguir proclamando la verdad en el
conocimiento de que Dios haría el resto de acuerdo a Su maravillosa voluntad.
El apóstol Pablo, citando a Isaías, recordó a la iglesia en Roma:
¿Cómo, pues, invocarán a aquel en quien no han creído?
¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien
les predique? ¿Y cómo predicarán si no son enviados? Tal como está escrito:
¡Cuan hermosos son los pies de los que anuncian el evangelio del bien!
La doctrina de la elección era el terreno sólido sobre
el cual mis pies podían traer buenas nuevas a los niños de la calle en Brasil
(y, posteriormente, a los proyectos en Escocia). No había nadie haciendo filas
para hacer el trabajo. Ellos eran parásitos a los ojos del público.
Frecuentemente, los transeúntes me gritaban insultos por alimentar a los
“ratos” (ratas). Pero yo tenía un evangelio que predicar. Yo tenía buenas
noticias para proclamar y adoré a un Dios que estaba llamando y eligiendo a un
pueblo escogido, incluyendo a los niños de la calle, a la salvación. Yo puedo
lamentarme por los que han muerto, y lo hice, pero también puedo predicar a los
vivos hasta mi último aliento. La doctrina no sólo me motivó a predicar, sino
que me dio la confianza para perseverar frente a toda oposición.
Artículo publicado
en 20Schemes | Traducido con permiso por Felipe André
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